Estamos de regreso de un nuevo curso de formación Erasmus+, al que fuimos invitados a participar junto a la asociación Proactive Group Georgia y nada más ni nada menos que diez países de todo el mundo. Os contamos como fue esta única experiencia, en un lugar tan lejano y especial como la costa de Georgia junto al mar Negro.
Desde antes del comienzo de este viaje intuíamos que sería especial. Con países invitados de lugares tan diversos como Armenia, Líbano o la República Checa, el contraste y la multiculturalidad propia de los proyectos Erasmus+ fue más enriquecedor que nunca.
Pero entonces, ¿a qué dedicamos estos diez días de convivencia intercultural? El curso giró en torno a tres conceptos muy relacionados y fundamentales como son la Creatividad, el Pensamiento Crítico y la Cooperación (CCC, por sus siglas en inglés). Las tres son habilidades esenciales para la vida y el éxito en cualquier campo, ya sea personal o profesional, y por supuesto dentro del ámbito de la educación y el trabajo juvenil.
Durante nuestra estancia en Batumi, además de aprender sobre las tres CCC, tuvimos la oportunidad de disfrutar y descubrir la rica cultura del país. La indescriptible hospitalidad de la gente, una vibrante ciudad que crece a pasos agigantados y una gastronomía que enamora. Mención especial al khachapuri, un plato tradicional georgiano que se hizo rápidamente uno de nuestros favoritos.
Pero si hay algo que queremos destacar de un proyecto como éste es la oportunidad que nos brinda de conectar con personas y culturas que, de otro modo, quizás nunca habríamos conocido. Al cruzar fronteras y llegar a lugares tan alejados culturalmente como Jordania, Líbano o Georgia, nos adentramos en un mundo de diversidad y enriquecimiento mutuo que deja huella en cada uno de nosotros.
¿Por qué es importante esta conexión? ¿Es solo una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal, o hay algo más profundo en juego? Tal vez, al conectarnos con personas de culturas diferentes, podemos encontrar un sentido de unidad y comprensión que trasciende nuestras diferencias. Tal vez, al aprender sobre las historias y experiencias de los demás, podemos encontrar una base común para trabajar juntos hacia un futuro mejor.
En última instancia, el programa Erasmus+ nos recuerda que, aunque podemos tener diferentes lenguajes, religiones o tradiciones, todos somos seres humanos con deseos, necesidades y sueños similares. Y al cruzar fronteras y conectarnos con los demás, podemos ampliar nuestra perspectiva del mundo y nuestra capacidad para construir un futuro más próspero, inclusivo y pacífico.
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